La piel madura presenta signos visibles del envejecimiento como arrugas, líneas de expresión, pérdida de elasticidad y tono desigual. Con el paso del tiempo, la piel se vuelve más fina, seca y menos firme debido a la disminución de colágeno, ácido hialurónico y lípidos. Para cuidar la piel madura, es esencial utilizar productos ricos y nutritivos que favorezcan la regeneración y la hidratación. Las fórmulas ideales incluyen cremas y sérums con retinol, péptidos, ácido hialurónico, ceramidas, antioxidantes y factores de crecimiento que mejoran la firmeza, la suavidad y la luminosidad.