
La piel sensible reacciona fácilmente a factores externos como el clima, la contaminación o ciertos ingredientes cosméticos, provocando enrojecimiento, tirantez, escozor o irritación. Requiere un cuidado suave y calmante, con fórmulas minimalistas para reducir el riesgo de reacciones. Los productos ideales incluyen cremas, sérums y mascarillas calmantes con ingredientes como pantenol, ectoína, niacinamida y ceramides. Estos ayudan a fortalecer la barrera cutánea, reducir la inflamación y mejorar la sensación de confort sin sobrecargar la piel.